¿NAVIDAD?
O… ¿CONSUMISMO?
¿Consumismo? ¿Amor? ¿Compartir? ¿Ser mejor persona? ¿Dar lo mejor de ti? ¿Encuentros familiares y de amigos? ¿Amigos invisibles? ¿…?
Consumismo es lo que hoy más se nos ofrece, parece que no sea Navidad sin compras, sin ir corriendo, sin gastar, sin estar por la calle y por los centros comerciales.
Esto es lo que se intenta vender, materialismo duro y puro.
¡Qué pena si solo nos quedásemos en esto!
Recuerdo que antes, por lo menos en mi casa, en mi familia la Navidad siempre ha tenido un profundo sentido religioso y de amor, es la celebración del nacimiento del Niño Dios en Belén. No importaba nada, solo se preparaba eso y sí, claro que se celebraba pero por ese motivo.
Navidad significa según el diccionario “Festividad religiosa que se celebra el día 25 de diciembre, en que los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesús”.
Hay personas que dicen: “A mí no me gustan las navidades”. Esta y, otras frases parecidas como: “Me gustaría dormirme y que hubieran pasado las fiestas”, “Me gustaría poder ir a un lugar en dónde no tuviera que celebrar nada” o, simplemente, “No me gustan para nada las Navidades”.
La mayoría de las veces es porque hay un gasto excesivo: regalos, comilonas, aglomeraciones, tráfico, tensión con la familia… Todo ello va asociado a lo que estamos convirtiendo la Navidad, y esto hace que para mucha gente estas fechas acaben siendo en un duro trance.
A todo ello, debemos añadirle el factor más importante: la presión de la felicidad. Anuncios de bombones, de turrón, de juguetes o de productos inalcanzables, justo en un año no es feliz o no lo es, no depende del calendario, sino del interior de uno mismo. Llama la atención cómo uno de los escaparates más numerosos son las famosas frases de ‘Mr Wonderful’ donde se nos vende que ‘La Felicidad está en hacer cosas, o en tener sueños, a veces inalcanzables…’
¿Por qué tanta necesidad de evitar la realidad y asumirla con valentía? ¿Qué nos pretenden vender con ello? Lo que no se tiene dentro no se puede dar.
Ayer mismo, mirando unos detalles, escuché a una joven que le decía a una amiga suya: “Todavía no tengo nada de decoración navideña en casa”. Recibiendo la respuesta: “Yo este año no voy a decorar nada, no estoy motivada para ello”.
Ahora, os invito a pararnos a pensar en nuestro Instituto Pax. Celebramos un almuerzo solidario, hacemos donaciones de alimentos, juguetes, dinero… Para que al menos unos días haya gente que, con este gesto, pueda vivir más dignamente este tiempo de Navidad. A los primeros que nos beneficia esta acción es a nosotros mismos, porque nos ayuda a ser desprendidos, a ver la suerte que tenemos. Caer en la cuenta de que siempre hay personas en peores condiciones que las nuestras, nos permite regalar nuestro tiempo a los demás.
La Navidad es tiempo de perdón, de olvido de rencillas y rencores, porque, a fin de cuentas, podemos relacionar la Navidad con la palabra: AMOR.
A cada uno nos ha tocado en esta vida una situación determinada y no por ello hemos de sentirnos mal, al revés. Desde nuestro lugar siempre hemos de intentar ayudar al prójimo con lo que podamos. Unas veces será con dedicación de tiempo. ¡Hay tantas personas que se sienten solas incluso dentro de nuestras familias! Parémonos a pensar en nuestros mayores, nuestros enfermos, etc. Ese desprendimiento de nuestra persona para los demás, con el tiempo, nos daremos cuenta de que es lo cobra sentido a la Navidad. Y esto se traducirá en cada uno de nosotros en Felicidad.
Os invito a observar estas dos imágenes. ¿Con cuál de ellas te quedas? ¿Cuál hace de tu Navidad algo diferente?
Jugando con el eslogan de Media Markt: ¿Y ahora? ¿Quién es el tonto?
Marisa Mollá Puche
Dpto Sanidad I.T.P Pax
